Mercenarios rusos fuertemente armados se retiraron de la ciudad meridional rusa de Rostov durante la noche en virtud de un acuerdo que detuvo su rápido avance sobre Moscú, pero dejó preguntas sin respuesta sobre el control del país por parte del presidente Vladimir Putin.
Tras poner fin a su motín, los combatientes del grupo Wagner regresaron a sus bases a cambio de garantías de seguridad.
Su líder, Yevgeny Prigozhin, se trasladará a Bielorrusia en virtud del acuerdo alcanzado con la mediación del presidente bielorruso, Alexander Lukashenko.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, sugirió que la agitación en Rusia podría no haber terminado y tardar meses en resolverse, mientras que el ministro de Asuntos Exteriores de Italia dijo que había hecho añicos el "mito" de la unidad rusa.
Putin no formuló comentarios públicos desde que se alcanzó el acuerdo para desescalar la crisis.
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