Conmovedor relato de Magdalena Ruiz Guiñazú sobre su viaje con Juan Pablo II a Auschwitz
Esta vez, en el ciclo "Qué pretendo para la Argentina" que organiza el Rotary Club de Buenos Aires, quien habló fue Magdalena Ruiz Guiñazú. Por momentos respondió con conceptos periodísticos pero también llegó a tocar la fibra de la emoción, por ejemplo, cuando contó el primer viaje de Karol Wojtyla ya como Juan Pablo II a su Polonia natal, primer viaje además de un Papa a través de la Cortina de Hierro de los países comunistas. Contrario a lo que cualquiera pudiera imaginar, la periodista parecía un poco nerviosa antes de subir al atril en el día del 98º aniversario del club rotario. Respondió más preguntas de lo que habló y lo primero que hizo fue leer el primer párrafo del prólogo del Nunca Más, escrito por Ernesto Sábato. En ese texto, el escritor citó la respuesta del general Della Chiesa cuando un miembro de los servicios de seguridad italianos le propuso torturar a un detenido que tenía información: "Italia puede permitirse perder a Aldo Moro. No, en cambio, implantar la tortura".
Ex integrante de la Comisión Nacional para la Desaparición de Personas (Conadep), Ruiz Guiñazú llevó a su auditorio al pasado con su reconocido tono de voz. Elogió a Sábato (y cuestionó el nuevo prólogo que agregó al informe el gobierno kirchnerista porque "es un hecho inaceptable si a uno no le gusta un texto encimarle otro o cambiarlo"); elogió a la hermana Martha Pelloni ("la única que denunció al poder en Catamarca"); y también al obispo de Neuquén Monseñor Jaime de Nevares por su lucha por los derechos humanos y la defensa de la democracia.
Cuando fue consultada sobre Raúl Alfonsín, reivindicó que cinco días después de su asunción convocara a quienes integrarían la Conadep y aunque dijo que no tenía una relación de amistad, sí señaló que "el hecho de que él quisiera que hubiera un tribunal para juzgar lo que había pasado en Argentina me hizo mirarlo con admiración". Recordó incluso que al juzgar a la Junta Militar, "eran tales las presiones que lo único que se podía mostrar en televisión aquel momento eran las imágenes de las declaraciones en el juicio sin sonido. Era una situación temblorosa, ya en democracia pero con las heridas abiertas".
Sin embargo, lo más emotivo y revelador de la charla de este mediodía en el Sheraton Libertador fue la narración del viaje que la periodista compartió con el Papa Juan Pablo II en junio del año 1979. "Era como estar en una película", describió Ruiz Guiñazú en respuesta a una pregunta de su colega Clara Mariño. Y admitió que, además, "fue el viaje más importante de mi vida, cruzamos la muralla de hierro, iba a bordo del avión con el Papa, con Wojtyla, que venía de un campo de prisioneros". Magdalena describió su llegada a Auschwitz, el campo de concentración donde fueron asesinadas más de 4.000.000 de personas. Hasta allí llegaron en tren y el clima contrastaba "con el horror que íbamos a ver". No se imaginaba, relató, que la primavera era tan bella y tan llena de flores en Polonia. Después de bajarse del tren, caminaron 5 o 6 kilómetros. "Nos impresionaron los sobrevivientes, que deben haber sido niños en Auschwitz porque llevaban sobre los hombros el saquito a rayas en talle pequeño", contó, y describió la misa de Juan Pablo II, austera y sobre un altar rústico con una corona de espinas como único adorno. Y habló de "la ironía espantosa y nefasta con la frase 'el trabajo os hará libres' en la entrada del campo de exterminio".
Magdalena confesó que en el avión, al acercarse al Papa para agradecerle su gestión por el conflicto del canal del Beagle, aunque no es de lágrima fácil, lloró. "Me encontraba frente a un personaje al que no soñaba conocer y que había sufrido en carne propia los horrores del nazismo", agregó. Cuando Ruiz Guiñazú subrayó que al entrar a Birkenau supo que "la oscuridad más temblorosa del mal siempre está presente" la interrumpieron con un aplauso, conmovidos, los rotarios que colmaban el salón.
Después abordó el capítulo argentino sobre la historia reciente. Habló sobre los escraches que sufrió durante la gestión kirchnerista: "Ver la foto de uno con epítetos y escupidas no es un espectáculo agradable. Con Joaquín Morales Solá fuimos a la OEA y denunciamos eso e incluso un juicio que se nos hizo en Plaza de Mayo como cómplices de la dictadura". Al ser consultada sobre las voces que la respaldaron y las que no, evitó dar nombres pero señaló que "hubo personas a las que habíamos ayudado que no nos defendieron… aunque tampoco nos atacaron".
El auditorio se mostró ávido por saber su visión sobre los tiempos judiciales: "La lentitud de la Justicia es un tema recurrente. Muere un fiscal como Nisman y todavía estamos investigando la mano ejecutora que hizo posible ese asesinato", contestó. Y sobre los juicios actuales a militares que esperan condena por delitos de Lesa Humanidad fue concreta: "Debe haber condenas en tiempos razonables y los condenados deben ser tratados con la misma rectitud de sociedades civilizadas", palabras que sonaron en sintonía con el texto que leyó de Sábato sobre por qué no abandonar los principios del derecho.
Los rotarios suelen hacer preguntas punzantes. Una de ellas esta vez se refirió "al uso de los Derechos Humanos en el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner". Ruiz Guiñazú respondió con una frase del fallecido fiscal Julio Strassera que le dijo que "se habían falseado situaciones, nunca tuve en mis manos un hábeas corpus que hubiera firmado alguno de los Kirchner". Otra vez la interrumpieron con un fuerte aplauso, más fuerte aún que el anterior.
Magdalena además pidió mayor presupuesto para educación y consultada sobre el caso Santiago Maldonado se mostró frustrada y no contentó a toda su audiencia (se oyeron rumores en varias mesas) porque "no se puede aclarar, queda la duda de lo que realmente pasó, si se ahogó, que es probable; si recibió un golpe, que es probable; o si se ahogó por el golpe, que también es probable".
Finalmente y como respuesta al planteo sobre "Qué pretendo para la Argentina", se mostró absolutamente convencida que "Argentina es un país de la democracia, nunca más habrá un gobierno que no sea avalado por los ciudadanos y elegido legítimamente".
Eso sí, le queda una cuenta pendiente. En una oportunidad Jorge Bergoglio, por entonces obispo, le dijo que "no ha llegado el momento" de concederle una entrevista. Magdalena por ahora cree que no tiene chances de que ocurra.
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