El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, anunció este viernes la dimisión de su gobierno de coalición a causa de las discrepancias "insuperables" sobre la estrategia para contener el flujo de refugiados que ingresa al país.
Los medios locales apuntan a noviembre como fecha de las nuevas elecciones, en las que Rutte, el jefe de gobierno que más tiempo ha ocupado el cargo en Países Bajos, no dejó claro si se presentará.
El gobernante, apodado "teflón" por su capacidad de resistir en el poder durante 12 años a pesar de los escándalos, llevaba días negociando un acuerdo con sus socios, pero sin éxito.
"Esta noche, desgraciadamente llegamos a la conclusión de que las discrepancias eran insuperables. Por esta razón, le presentaré próximamente mi dimisión al rey en nombre de todo el gobierno", declaró en rueda de prensa.
Rutte indicó que tenía "energía" para presentarse a un quinto mandato, pero que, primero, tenía que "reflexionar" sobre ello.
Previamente, había dicho que "el gobierno no alcanzó un acuerdo sobre las medidas a adoptar para contener la afluencia de solicitantes de asilo", por lo que "terminó el gobierno Rutte IV", en referencia a su cuarto mandato como primer ministro.
El eje del debate por la migración en Países Bajos
Rutte, del partido Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD, centro-derecha), quería que los otros tres partidos de la coalición gubernamental instauraran un sistema de cuotas para limitar el número de niños procedentes de zonas de conflicto susceptibles de obtener asilo en Países Bajos.
El gobierno enfrentó el año pasado un importante escándalo sobre la gestión de los centros de acogida de refugiados, sobrepoblados hasta el punto que en uno de ellos hubo cientos de personas forzadas a dormir a cielo abierto.
La propuesta de Rutte era restringir el número de reunificaciones de niños con sus familiares refugiados, ya establecidos en Países Bajos a 200 por mes, y amenazó con disolver el gabinete si sus aliados no lo aprobaban, indicaron medios neerlandeses.
Pero el partido conservador Unión Cristiana, que le aportó a Rutte el apoyo del electorado protestante del centro del país, se opuso radicalmente a ese plan por sus convicciones religiosas. Tampoco apoyó la iniciativa la formación D66, de centro-izquierda.
Esos tres partidos, junto con el CDA, de centro-derecha, mantuvieron negociaciones hasta altas horas de la noche del jueves, sin alcanzar un compromiso.
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