"Este es un thriller de espionaje sobre hechos verdaderos, que sucede en tiempo real", presentó Malcolm Nance su libro The Plot To Hack America: How Putin's cyberspies and WikiLeaks tried to steal the 2016 election (El complot para hackear a los Estados Unidos: cómo los ciberespías de Putin y WikiLeaks trataron de robar las elecciones de 2016).
Si el título suena oportunista, conviene señalar que no lo es: más bien entra en la categoría de anticipación. Porque la investigación de este oficial de contrainteligencia de carrera y experto en terrorismo fue publicada antes de la votación que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca, mucho antes de que colaboradores cercanos del mandatario y redes sociales como Facebook debieran dar explicaciones a la Agencia de Investigaciones Federales (FBI) y el Congreso.
Al publicarlo en septiembre de 2016, a dos meses de los comicios, el autor advirtió en el prefacio: "Mi esperanza es que The Plot to Hack America informe al electorado de los Estados Unidos sobre cómo Rusia llevó a cabo una ciberguerra política total".
Cuando el autor de The Terrorists of Iraq (Los terroristas de Irak, entre otros libros) y columnista de NBC en temas de inteligencia trabajaba en su best-seller Defeating ISIS (Derrotando al ISIS), encontró materiales sobre hackeos a la legislatura alemana, Bundestag, y el canal de televisión francés TV5-Monde, que se habían atribuido a terroristas del Estado Islámico, pero en realidad habían sido realizado por grupos operativos rusos.
Cuando en 2016 el mismo patrón de hackeo robó materiales del Comité Nacional Demócrata (DNC), en una suerte de segunda parte del caso Watergate, Nance advirtió que tenía entre manos un tema más interesante.
Comenzó así este libro, que llegó a la lista de más vendidos de The Wall Street Journal. Además de establecer "lo que se sabe y lo que se sospecha", como escribió, une los puntos suspensivos entre las primarias republicanas, el Brexit y la proliferación de los eurofóbicos, el firme agarre de Vladimir Putin al poder, las noticias falsas en las redes sociales como Facebook y el resultado, para muchos inesperado, de las elecciones de 2016.
Camino a la votación del 8 de noviembre, un tal Guccifer2.0 comenzó a publicar e-mails y memos robados del DNC. Cuando WikiLeaks los reprodujo, el imitador del Guccifer original (un hacker rumano por entonces extraditado a los Estados Unidos), reclamó su crédito.
Después de todo, dada la capacidad de resonancia del equipo de Julian Assange, el mundo entero leía esos documentos internos que revelaban miserias políticas y la determinación DNC de sostener como candidata a Hillary Clinton a pesar del apoyo popular a Bernie Sanders.
Los distintos grupos de inteligencia estadounidense que investigaron el hecho chocaron con un elemento evidente: si Guccifer2.0 tenía las herramientas descomunalmente onerosas que hacen falta para completar con éxito esos robos informáticos, difícilmente fuera un nerd idealista.
Resultó claro que los hackers apuntaban a información muy específica entre los documentos del Comité Nacional Demócrata
Sus operaciones eran demasiado parecidas a las de dos grupos famosos del ciberespionaje ruso: Fancy Bear y Cozy Bear. El oso sofisticado y el oso tibiecito están categorizados como una amenaza persistente avanzada (APT), un conjunto de procesos continuos de hackeo. El oso, dicho sea de paso, siempre ha sido un símbolo ruso.
Los ataques habían comenzado en marzo y abril de 2016. "Con el tiempo resultó claro que los hackers apuntaban a información muy específica entre los documentos de la DNC: la investigación opositora que los demócratas habían desenterrado sobre su adversario republicano Donald J. Trump", escribió Nance, quien se definió como "un republicano al estilo de Colin Powell", el ex secretario de Estado de George W. Bush.
Una vez asegurada esa información, los espías robaron correos personales, mensajes de voz y cuentas bancarias, tarjetas de crédito y números de Seguridad Social de los donantes demócratas. "El DNC descubrió la intrusión durante una rutina de seguridad, y cerró su red", pero el daño estaba hecho. La campaña de Clinton, sus amigos personales, varios medios y al menos 27 oficinas estatales de elecciones también fueron hackeados.
"Para un antiguo espía y descodificador como yo, nada pasa por azar en este mundo", escribió Nance.
Para un antiguo espía y descodificador como yo, nada pasa por azar en este mundo
Con un ejemplo que marca el tono de The Plot to Hack America —se lee como una novela aunque dista de serlo— citó a Ian Fleming, el creador de James Bond, que escribió en Goldfinger: "Una vez es causalidad. Dos es coincidencia. Tres veces es acción enemiga".
Pero, dado cuánto ha cambiado el mundo desde los días del 007, Nance adaptó el dictum a su propia Ley Fatal de la Inteligencia: "La coincidencia lleva una gran cantidad de planificación".
"Quien fue de la KGB, nunca deja de ser KGB"
Nance comenzó como oficial naval de inteligencia especializado en la Unión Soviética: fue intérprete, analizó la KGB, sumó el árabe a su inventario lingüístico para seguir las relaciones de Moscú con estados y grupos terroristas en Medio Oriente.
Tras la caída de la URSS se mantuvo alerta a los cambios que llegaron con la transformación de la KGB en la FSB: el fortalecimiento de Putin y la transformación tecnológica del métier de las operaciones antiguamente sólo políticas y psicológicas.
Poco le costó conjeturar quiénes estaban detrás de Guccifer2.0, que muy probablemente sólo fue un ser online creado ad hoc. "En The Plot To Hack America he tratado de explicar la historia de la primera operación masiva de ciberguerra rusa contra el electorado de los Estados Unidos", escribió.
La misión se desgrana en las hipótesis que documenta el libro (la cuarta parte de su extensión son notas a pie con fuentes): entran en acción los Ciber Osos de la Federación Rusa, que engloban hackers de "FSB, GRU, la inteligencia militar rusa y delincuentes subcontratistas dedicados a la ciberguerra".
Nance encontró también que la televisión (en particular RT, la cadena Russia Today, y Sputnik News), las comunicaciones globales y las ciber operaciones contribuyeron a explotar y atacar el sistema electoral estadounidense.
Y algo más: "Existen pruebas fuertes de que su trabajo con WikiLeaks cumplió con fechas claramente establecidas y respondió de manera activa a ciertos eventos para destruir a Hillary Clinton y el Partido Demócrata".
Y todavía algo más: "Con frecuencia, equipos de los Ciber Osos también se disfrazaban de votantes estadounidenses publicaban opiniones y materiales pro-Trump en Twitter, Facebook y otros sitios".
Medios rusos y WikiLeaks trabajaron de manera activa para destruir a Hillary Clinton y al Partido Demócrata
Todo con la dirección personal de Putin, aseguró, cuya vocación por la inteligencia data de sus años tempranos.
"Cuando asistió a un evento público de la KGB, en su adolescencia, le preguntó a unos oficiales cómo lograr su objetivo de convertirse en un oficial de inteligencia. Le dijeron que ingresara al ejército o que se graduara en Derecho". Hizo lo segundo.
Luego estudió en dos instituciones formativas de la KGB, donde "aprendería el lema no oficial de la organización: Quien es de la KGB, nunca deja de ser KGB". Aquellos años, según Nance, son la guía de su vida política.
"Los fundadores de la Unión Soviética y ahora de Rusia asumieron esta rica historia de artes oscuras y, ante la necesidad, la aplicaron con precisión y despiadadamente. Las técnicas modernas de recolección electrónica de inteligencia, plantado de dispositivos de escucha y uso de computadoras para allanamientos está a la altura de su pedigree de siglos de espionaje", describió. La cosmovisión de Putin surge de su fe en "una larga tradición de agencias rusas dedicadas al espionaje, el asesinato y la influencia política".
Una modalidad operativa del FSB que Nance destaca es el dinero ruso que se invierte en bienes raíces en los Estados Unidos. Cumple dos funciones: sacar capitales ilícitos y ubicar agentes, los ilegales, como la familia de The Americans.
Los fundadores de la Unión Soviética y ahora de Rusia asumieron su rica historia de artes oscuras y la aplicaron con precisión y despiadadamente
Y en esos asuntos inmobiliarios, según Nance, Putin distinguió a Trump en su radar. Y comenzó a mirarlo con interés. Después de todo, el entonces magnate había viajado a Rusia varias veces desde 1987 en busca de inversiones.
"Se podía convertir en un recurso político amable para Rusia", dijo Nance, en la jerga —asset, recurso: un agente involuntario, indirecto, en potencia— de los espías.
No hacía falta que Trump cooperase, ni siquiera que se enterase. En diciembre de 2015 Putin dijo, en "un ejemplo clásico de no intervención que en realidad es intervención", según Nance, de sus habilidades manipuladoras: "[Trump] quiere pasar a otro nivel de relaciones, un nivel más cercano y más profundo de relaciones con Rusia. ¿Cómo no podríamos darle la bienvenida a eso? […] Es una persona brillante y talentosa, sin duda. Es el líder absoluto de la carrera presidencial".
La operación política más grande de la historia
Para que los objetivos del Kremlin —menos el triunfo en sí de Trump que el debilitamiento del sistema político estadounidense, enfatiza el texto— se cumplieran, era necesario algo más que la zalamería: lo que Nance llama "guerra híbrida: una mezcla de operaciones hostiles cibernéticas, políticas y psicológicas en apoyo de sus objetivos nacionales, en tiempo de paz o en tiempo de guerra".
Una táctica que, con un toque de propaganda en medios y redes sociales y otro de temeridad militar, "hoy es procedimiento operativo estándar".
Estos hechos, que comienzan con la elección de Trump, podrían permitir que Rusia se convirtiera en la más fuerte de las tres superpotencias
Putin "ve la elección de Donald Trump como el camino más corto hacia la desestabilización de los Estados Unidos y el daño a su economía, como también hacia la fractura de la Unión Europea y la OTAN", argumentó el autor. "Estos hechos, que comienzan con la elección de Trump, podrían permitir que Rusia se convirtiera en la más fuerte de las tres superpotencias mundiales y reordenase el mundo con una Rusia dominante al timón".
La operación requirió "un nivel de organización mucho mayor que cualquiera realizada antes en ningún lugar del mundo", evaluó el experto. Se trató de una misión que utilizó "hasta el último componente del arsenal cibernético y de inteligencia ruso".
A partir del modelo antiguo de Kompromat (utilizar material embarazoso, real o creado, para hundir a alguien) se construyó una red de trabajos con un objetivo principal: "Hacer que el candidato elegido llegara a una posición favorable en los medios de los Estados Unidos".
Para ello, primero había que "atacar al enemigo mutuo: Hillary Clinton", y por extensión, "las políticas del [entonces] presidente Barack Obama".
Se utilizó hasta el último componente del arsenal cibernético y de inteligencia ruso
Los robos de información y la diseminación de aquello que sirviera para Kompromat —lo que el autor llamó Watergate 2.0— serían un paso clave para que se dañara la campaña de Clinton, y el primero para que perdiera las elecciones.
Otros objetivos de la misión fueron que el candidato favorecido perjudicara de algún modo a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) e impulsara su reorganización y que los resultados fortalecieran la política del Kremlin de "repatriación" de los etno-nacionalismos, con acento en "mantener a los Estados Unidos fuera de Ucrania en particular".
Nance detalla didácticamente las acciones de los Ciber Osos, desde la dinámica de sus ataques a su práctica de typosquatting (crear sitios con direcciones que serían el error más común de una persona al escribirla, como Amaxon.com, o una posibilidad básica en caso de ignorar la dirección, como vice-news.com en lugar de news.vice.com), muchas veces con el fin de incluir en esos sitios virus que comenzaran así su migración (watering holes).
También ofrece un detalle de sus acciones en otros países. Pero acaso el capítulo más interesante de esta mezcla de tecnología informática y política sea "Wikileaks: la lavandería de la inteligencia rusa".
Poco importan los ideales que fundaron WikiLeaks en 2006, señaló Nance: "Assange, con el tiempo, se alejó cada vez más del principio tradicional del periodismo de buscar la objetividad, y en cambio se ha concentrado en la idea de la justicia".
Citó al propio Assange, quien escribió en su libro When Google Met WikiLeaks: "Observé algo que había visto que pasaba en el mundo, y eso es que había demasiados actos injustos. Y yo quería que quiera más actos justos y menos actos injustos".
WikiLeaks fue una lavandería rusa lista para limpiar y dar una apariencia limpia a la mugre
Esa idea de justicia es propia, no colectiva a pesar de la parte wiki del nombre: es la justicia de "un micro-megalómano", como describió Christopher Hitchens a Assange. Y fue esa idea la que hizo que WikiLeaks demorase la publicación de los materiales robados hasta poco antes de la Convención Nacional Demócrata.
Assange, que había firmado una columna llamando a no votar por Hillary Clinton, anticipó los hechos en la televisión británica: "Tenemos próximas filtraciones sobre Hillary Clinton, lo cual es genial". Al actuar de ese modo, opinó Nance, convirtió a WikiLeaks en "una subsidiaria de propiedad total del FSB, y básicamente el ciberequivalente de una lavandería, una lavandería rusa lista para limpiar y dar una apariencia limpia a la mugre".
Elecciones legislativas 2018: la amenaza continúa
El último capítulo de The Plot to Hack America, "Ciberguerra para defender la democracia", resume las conclusiones de Nance. Son bastante oscuras.
"Sin dudas, y sin que importe cuál sea la inclinación política de cada quien, el hecho es que los Estados Unidos fueron atacados por ciber comandos rusos desplegados por Vladimir Putin y organizados por su aparato de inteligencia", sintetizó.
La gravedad del asunto no necesita énfasis, en su opinión: "Fue un intento directo de secuestrar y arruinar los procesos y las normas tradicionales que han mantenido unido al país durante más de 240 años".
Aunque Nance aludió a las "elecciones amañadas" tal como expresó Trump cuando existía la posibilidad de que perdiera, sus recomendaciones para comicios futuros conservan actualidad: "Si las artimañas de las elecciones de 2016 quedaran sin respuesta, los Estados Unidos se convertirían en el blanco principal de operaciones Kompromat incluso en las elecciones de niveles menores". Y si una parte del país rechaza los resultados de una elección mientras la otra los defiende se podría estar ante "una segunda Guerra de Secesión".
Los rusos buscan una guerra civil en EEUU: el caos es su sistema de armas principal
Los hackeos y las filtraciones políticas del futuro "afectarían de manera directa la política interna y podrían inutilizar los procesos que nos dan seguridad". Desde los trolls hasta el chantaje, todas las herramientas sucias se integrarían al sistema de gobierno. Por la misma puerta de entrada de los osos rusos llegarían otras criaturas: chinas, las primeras, señaló.
En plena investigación del RusiaGate, en febrero de 2018 Nance habló en NBC sobre los comicios legislativos por venir. "Esta elección en particular es intermedia, y en este momento vemos que existe la posibilidad de que los demócratas puedan superar a los republicanos. Esta vez los rusos podrían jugar con los resultados electorales", especuló. "Eso haría que la votación fuera dudosa. Y eso, básicamente, marcaría el ritmo de una guerra civil, y eso es lo que los rusos buscan: el caos es su sistema de armas principal".
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