El feminismo, de Hollywood a la Argentina: “El mundo, tal como lo pensábamos, se acabó”

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Mariela Labozzetta es titular de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres, del Ministerio Público Fiscal de la Nación. En esta entrevista con Infobae habló del rol de Oprah Winfrey contra la desigualdad de género y los abusos contra las mujeres.

¿Cuál cree que fue el valor de su discurso?
Los femicidios, el maltrato y los abusos sexuales son la parte más visible de la violencia contra las mujeres. Por eso, es lo primero de lo que se habla. En este sentido, creo que lo más interesante del discurso de Oprah Winfrey del domingo fue que puso en palabras el mensaje contundente que fueron a dar todas esas mujeres vestidas de negro, diciendo un "basta" potente a los abusos sexuales y que ese mensaje, por esa contundencia y esa potencia, tiene una proyección más profunda: el mundo, tal como lo pensábamos, se acabó.

¿Sirve que Hollywood haya reaccionado?
La reacción de un monstruo como Hollywood es interesante porque es una caja de resonancia. Un discurso como este tiene posibilidades de hacer eco en todo el mundo, donde el patriarcado sigue firme y sigue siendo el modo de organizar las relaciones sociales y de poder. Esperemos que esa reacción que ahora tiene tanta repercusión haya llegado para quedarse. Algo de características similares ocurrió en Argentina, con el nacimiento del movimiento "Ni una menos", pero este movimiento a mí me parece mucho más interesante y profundo, porque se gestó como un mensaje y como una consigna y fue creciendo, se fue cristalizando, se fue complejizando con la acción de las voces de todas las mujeres y se fue expandiendo a otros países. Hoy ha tomado dimensiones que le dieron una consistencia cada vez más difícil de desarmar, aún pese a las reacciones del patriarcado, aún con los avances y retrocesos, aún con las cuentas pendientes.

¿Es nuevo lo que dijo Winfrey?
Lo que dijo Oprah Winfrey es algo que el feminismo viene diciendo desde hace tiempo, pero por supuesto que siempre es bueno sumar voces, que cuanto más fuerte puedan gritar, mejor. Me refiero a que la lucha del feminismo es por un cambio de paradigma: un cambio en las relaciones de poder, en las dinámicas sociales, en el modo en que está organizado el mundo; se trata de un camino hacia el fin de las relaciones de opresión de los varones sobre las mujeres, y en ese sentido es que tiene tanta trascendencia, si se lo piensa con la profundidad suficiente, el mensaje de que el mundo, tal como lo pensábamos, se acabó. Porque el movimiento de mujeres está planteando cuestiones más complejas que el fin de la violencia, los abusos y los femicidios.

Se criticó a Calu Rivero, a Malena Pichot y a otras artistas que salieron a hablar. ¿Necesitamos en Argentina una voz que nos represente?
Me parece que en nuestro país la lucha contra el machismo no está encarnada en liderazgos personales. Por el contrario, se trata de un movimiento horizontal de muchas mujeres unidas bajo una misma consigna, pero muy rico en su diversidad y heterogeneidad. No hay lideresas ni voces únicas sobre quienes se enarbola un discurso, hay muchísimas mujeres enormemente inteligentes y lúcidas que ofrecen conceptos, guías, acciones y en ideas es que comulgamos, pero se construye un movimiento en constante "movimiento". Lo que allá ahora está puesto en la voz de Oprah acá está encarnado por todas estas voces juntas, unidas en la "sororidad".

¿Por qué es un cambio de época?
Las mujeres decidimos unirnos y demostramos que juntas tenemos una potencia diferencial. Una prueba de eso fue lo que pasó con la Ley de Paridad: mujeres de distintos bloques partidarios se unieron y con una estrategia común, sacaron la ley -en algunos casos, a costa de sus propios bloques-. Eso muestra que se trata de un movimiento con un volúmen político de una dimensión extraordinaria, con una enorme potencia transformadora.

Oprah Winfrey dijo "el tiempo se acabó". ¿Se acabó también en Argentina?En Argentina, la consigna se instaló y, en ese sentido, el tiempo también se acabó. Un femicidio, una situación de acoso, un abuso ya no pasan desapercibidos: generan una reacción colectiva. Obviamente, no es algo automático: el patriarcado no cayó, no se acabó la desigualdad, sigue habiendo descreimiento en muchas víctimas, pero la consigna no es una moda. Ojalá que lo que pasó en Hollywood trascienda, que tenga profundidad y no se quede en el acto simbólico de vestirse de negro. Porque las olas son olas, pero lo interesante es ver qué queda cuando bajan.

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