Habrían encontrado uno de los mayores tesoros robado por los nazis
Un equipo de buzos y especialistas polacos encontró en el fondo del mar Báltico un buque de guerra alemán que fue hundido durante la Segunda Guerra Mundial y que podría contener nada menos que uno de los tesoros más grandes tomados como botín por las tropas alemanas: la cámara de Ambar.
El tesoro fue visto por última vez en lo que entonces era Königsberg, actualmente Kaliningrado, en 1945, y consiste en paneles de ámbar decorados en oro y extremadamente valiosos. Dichos paneles fueron saqueados del Palacio Katharina, ubicado al sur de la actual San Petersburgo.
Los historiadores narran que, en su último viaje, el buque nazi Karlsruh partió fuertemente escoltado desde el puerto de Konigsbergo llevando a bordo 1.083 refugiados y 360 toneladas entre carga y armamento. Tras su hundimiento que tuvo lugar el 13 de abril de 1945 tan solo 113 personas salvaron sus vidas. De ahí en adelante, nada más se supo sobre su paradero, ni sobre el valioso tesoro que llevaba a bordo.
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Los buzos se encontraban explorando la zona del mar Báltico, cuando al llegar a los 88 metros de profundidad se toparon con el imponente barco de 60 metros de eslora que, para su gran sorpresa, estaba en perfecto estado. “Está prácticamente intacto. En sus bodegas descubrimos vehículos militares, porcelana y muchas cajas con contenido hasta ahora desconocido. Estamos seguros de que nos puede proporcionar información relevante sobre la desaparición de la legendaria Cámara de Ámbar”, manifestó Tomasz Zwara, parte del equipo de buzos
“No queremos emocionarnos, pero si los alemanes tomaran la Cámara de Ámbar a través del Mar Báltico, entonces el Karlsruhe Steamer era su última oportunidad. La historia y la documentación disponible muestran que el Karlsruhe salía del puerto con mucha prisa y con una gran carga. Todo esto junto estimula la imaginación de que, finalmente, hemos encontrado la Cámara de Ambar”, concluyó.
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La Cámara de Ambar
La Cámara de Ambar fue un regalo que mandó a construir especialmente el rey Federico Guillermo I de Prusia para el zar ruso Pedro el Grande en 1716. Su construcción demandó 10 años y estaba compuesta por 6 toneladas de resina ámbar y los panales fueron construidos con más de 100.000 piezas de ámbar que se encastraban perfectamente como si fuera un rompecabezas.
En 1755, se trasladó al Palacio de Catalina, al sur de San Petersburgo y, en 1941, cuando los nazis rodearon la entonces ciudad de Leningrado, ingresaron al castillo, saquearon la habitación y empacaron los paneles de ámbar en 27 cajas y los enviaron a Alemania.
Los tesoros de la sala, cuyo valor se calcula en más de 320 millones de dólares, no se han visto desde 1945, aunque hubo piezas originales que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial. En el año 2000 Alemania le devolvió a Rusia dos piezas de decoración: un mosaico florentino y una cómoda rococó.
En el tricentenario de San Petersburgo, en 2003, se inauguró una réplica de la famosa cámara en el Palacio de Catalina, que actualmente es un museo que es visitado por más de 3.500.000 personas por año. En su construcción, iniciada en 1979, se emplearon 6 toneladas de ámbar
Fuente: Weekend
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