Lo más preocupante que deja febrero: la mala onda en el exterior con Argentina
El mundo financiero apoyó con entusiasmo el proceso de cambio que se vivió en la Argentina por lo menos en los últimos tres años. Primero, la expectativa del fin del ciclo kirchnerista, transformado en realidad a fines de 2015, y luego los dos primeros de gestión de Mauricio Macri. Los bonos y las acciones no pararon de subir, aún a pesar de las dificultades de la primera etapa.
Pero algo cambió desde fin del año pasado: el entusiasmo posterior a la victoria legislativa del Gobierno (con derrota de Cristina Kirchner incluída) quedó atrás y ahora cambió la mirada de las grandes entidades de Wall Street. Argentina ya no es más la "niña bonita" de los mercados y decayó el entusiasmo ante la lentitud para avanzar con las reformas estructurales. La reforma laboral quedó en la nada, la previsional fue sólo una excusa para modificar la fórmula de ajuste de las jubilaciones y la baja de la presión impositiva incluída en la reforma tributaria casi no se sentirá en los próximos dos años. Para colmo la ley de mercado de capitales (ahora de financiamiento productivo), que es clave para atraer inversiones e impulsar nuevos instrumentos como los fondos comunes cerrados finalmente, no salió a fin de año y aún es una incógnita si el Congreso la aprobará en marzo.
Los mercados se hicieron eco de las preocupaciones que expresan los economistas locales y empiezan a ponerse nerviosos por la lentitud de las reformas y el gradualismo fiscal.
Sebastián Maril, economista de la consultora Research for Traders lo planteó con crudeza en un comentario por redes sociales el viernes, tras visitar clientes en Nueva York: "Finalmente Wall Street empieza a desenamorarse de Argentina, pero no ve alternativas de inversión en el mundo emergente que ofrezca rendimientos similares. Muchos ven cambios cosméticos desde CFK y coinciden en que Argentina precisa reformas estructurales".
Brasi 1, Argentina 0
Otro agudo analista de mercado, Leonardo Chialva, también expresó por qué hay que manejarse de manera cautelosa en este momento. "Las chances de que el mercado argentino sea recategorizado en junio como emergentes son más altas que el año pasado. Pero aún hay un 30% de posibilidades de que esto no suceda y en ese caso el golpe puede ser muy fuerte".
El aumento de la tasa a diez años en Estados Unidos le pegó a la Argentina como a ningún otro mercado. La excusa que esgrimen en el equipo económico –utilizando una expresión típica del universo financiero- es que somos un país de "alto beta". Es decir que los activos argentinos son más volátiles: suben más en épocas de bonanza, pero sienten más la caída cuando los mercados se ponen más temerosos.
En la última semana se acentuó el deterioro de los activos argentinos, que no reaccionaron a pesar de la baja de la tasa norteamericano y un clima más tranquilo en los mercados.
Pero los títulos argentinos resultaron mucho más afectados que ese incremento de la tasa americana, que pasó de 2,40 a 2,87% anual el último viernes. En cambio, el rendimiento de los bonos argentinos subió un punto, pasando en promedio de 6% a 7% para el plazo de diez años. Hoy el consejo más común entre los analistas es salir de posiciones en bonos largos argentinos, aún cuando rinden hasta 7,5% y concentrarse en los plazos más cortos posibles.
El deterioro de la deuda argentina implica más costo de financiamiento. Hoy para el Gobierno resulta más caro financiarse en el exterior y por eso seguirá haciéndolo localmente. Esta semana colocará dos bonos en pesos ajustables por CER para seguir cubriendo las necesidades financieras del 2018.
Habiendo transcurrido dos meses del año, el riesgo país argentino subió mucho más que el brasileño y la tendencia se fue acelerando en las últimas semanas. A pesar de la crisis política y de tener por delante un incierto proceso electoral, hoy las preferencias de los brokers internacionales está mucho más enfocada en Brasil y su proceso de recuperación económica luego de varios años de estancamiento. De una distancia de sólo 110 puntos, hoy el riesgo argentino está a 168 puntos básicos de Brasil, y volvió a superar los 400 puntos.
El Gobierno confía en que la baja de la inflación a partir de junio y la mejora de los salarios revertirá la caída de las expectativas económicas locales
En la última semana se aceleró la tendencia negativa de los inversores hacia la Argentina. Y llamó la atención lo sucedido el viernes: la tasa de los bonos norteamericanos cayó a 2,87%, su menor valor de la semana y eso gatilló fuertes subas en acciones de Wall Street. Pero la mayoría de las acciones locales que cotizan en nueva York quedaron en rojo y los bonos tuvieron caídas generalizadas, que en las series más largas llegaron a 1,5 por ciento.
No ayudaron los "grandes números" conocidos esta semana:
-Las cifras fiscales se ven comprometidas por el aumento de los intereses de la deuda.
-La dolarización de carteras se aceleró en enero por la volatilidad cambiaria.
-El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, declaró que tiene "pocas herramientas" para luchar contra la inflación. Además, la inflación del mes tiene un piso de 2,5% y la "núcleo" estaría en el orden de 1,9%, según el relevamiento efectuado por la consultora Elypsis.
–El déficit comercial estuvo al borde de los USD 1.000 millones.
Revertir la onda negativa
Sin embargo, en el Gobierno creen que la "mala onda" de los mercados con la Argentina será un fenómeno transitorio. Y confían en que las buenas noticias económicas terminarán convenciendo a los que ahora se muestran escépticos.
"La inflación es muy alta ahora porque se juntaron todos los aumentos de tarifas. Pero después de mayo ya no hay más ajustes, salvo el de transporte en junio. No vemos motivos por lo que los índices no bajen muy fuerte a partir de junio", señalan en Hacienda. Y redoblan la apuesta: "Confiamos en que haya meses con inflación cercana a 1% o incluso menos".
La cumbre de banqueros internacionales en Buenos Aires en el marco de la reunión de ministros de Economía del G-20 en marzo será una oportunidad al Gobierno para explicar mejor el plan fiscal y hacia dónde apuntan las reformas lanzadas.
La apuesta se concentra, una vez más, en el segundo semestre. Lo que no se dio en 2016 ocurrió en 2017: la economía venía a los tumbos, pero la reactivación comenzó a partir de mediados de año, tomó impulso y le abrió camino al Gobierno a la victoria electoral.
El proceso –confían- podría repetirse este año: en el segundo semestre confluirán los aumentos salariales y una menor inflación, lo que permitirá una mejora real en los ingresos. Esto permitiría la recuperación en la imagen del Gobierno y una mejora de las expectativas sobre la economía, tras la caída de los últimos meses.
"La economía tiene números favorables y la gente lo va a terminar percibiendo. Hubo venta récord de autos en enero, lo mismo ocurrió con los despachos de cemento y los destinos turísticos locales están trabajando a pleno", explicó esta semana el ministro de Producción, Francisco "Pancho" Cabrera, quien reconoció la preocupación que existe en el Gabinete por la caída en la percepción sobre la gestión oficial.
Se viene la cumbre de banqueros
El Gobierno tiene una gran oportunidad en marzo para transmitirle a los inversores por qué deben seguir apostando por Argentina. El 19 y 20 del mes próximo será la cumbre de ministros de Economía y presidentes de Bancos Centrales en Buenos Aires del G-20, uno de los encuentros previos a la cumbre de presidentes prevista en noviembre.
Pero además de esta cumbre de altos funcionarios, también habrá encuentros paralelos de alto nivel del sector privado. Uno de los más relevantes será el que realizará el Institute of International Finance (IIF), organización en la que confluyen los bancos más importantes del mundo. Llegarán analistas y altos ejecutivos de bancos como JP Morgan, Bank of America, Morgan Stanley, HSBC, Citi y BTG Pactual, entre otros.
El fin de semana siguiente será el turno de la reunión anual del BID en Mendoza, que vuelve por primera vez en más de 20 años a realizarse en la Argentina. Se trata de dos grandes cumbres en una semana, verdaderas "balas de plata" para volver a poner al mercado local en el centro de las miradas de los inversores y revertir el espacio perdido en febrero.
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