Extremadamente flaco y con el pañuelo verde en la muñeca que identifica la campaña por el aborto legal, gratuito y seguro (que impulsa su hermana Florencia Kirchner y no cuestiona tanto su madre Cristina), Máximo Kirchner se convirtió en una figurita fácil para las fotos. Ya no es aquel jefe de La Cámpora que evitaba las apariciones públicas y ayer fueron varios los que aprovecharon a llevarse una selfie con los dedos en V.
Posó con el hijo de los Kirchner el sobrino de los Rodríguez Saá, Nicolás, quien cada día está más cerca del kirchnerismo como operador de los puntanos entre la juventud peronista. Son varios los que en organizan encuentros Sub 40 con la idea de buscar votos entre los adolescentes que pueden votar ya desde los 16 y la franja etárea más joven. "Cada vez estamos más rebeldes los jóvenes sacando el bastón de mariscal como decía Perón, cansados de trabajar para otros que no nos tienen en cuenta", se oyó decir en la marcha de Hugo Moyano a uno de los que se acercó a Máximo Kirchner.
Sucede que los que buscan la unidad y que organizaron el encuentro entre kirchneristas, massistas y randazzistas en la sede de la UMET advirtieron tarde que entre los expositores no había ni jóvenes ni mujeres. "Fue un error", admitió a Infobae un diputado nacional que habló en ese encuentro. Y prometió que en futuros eventos de esa naturaleza no volverá a ocurrir.
Entre los muchos que apostaron a sumar con la foto junto a Máximo K estuvo el intendente de Escobar, Ariel Sujarchuk, que anduvo en tándem con otros jefes comunales entre ellos Gustavo Menéndez, jefe del partido en la provincia, que se animó a una remera con una frase evangélica ("Mi paz les doy") y el nombre del Papa Francisco de quien los kirchneristas se han vuelto totalmente devotos.