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Oscuros manejos de Biagioni en el Tribunal de Cuentas

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La abogada fiscal María Delia Costa, empleada del Tribunal de Cuentas de Santa Fe, presentó este jueves un pedido de juicio político contra el presidente del organismo, Oscar Biagioni, por comportamientos violentos y fallos judiciales en su contra. La nota, que ingresó por mesa de entrada de la Cámara de Diputados, será tratada por la comisión a cargo de los legisladores.

Maltratos

Como fundamentos de la denuncia, se detallan situaciones de hostigamiento, malos tratos y discriminación laboral por parte de Biagioni. Entre los hechos, la mujer mencionó ingresos abruptos a su oficina, gritos, insultos y llamadas telefónicas en horarios indebidos con expresiones ofensivas.

“Yo era asesora de un vocal cuando Biagioni asumió en 2015. A partir de ese momento comencé a tener una serie de episodios de violencia: pateaba las puertas si yo controlaba algún expediente que los vocales tenían que tener opinión, como cuando se compró la tierra de calle Monseñor Zaspe y San Gerónimo donde ahora se está construyendo un edificio faraónico, del cual estuve en contra, porque el Tribunal siempre tuvo delegaciones fiscales en los ministerios, lo que no irrigaba gastos en el tesoro de la provincia. Pero, con Biagioni, se empezaron a alquilar oficinas y luego comenzó esa obra de calle Zaspe”.

Entre las agresiones, Costa recordó el episodio de un 14 de febrero cuando Biagioni la llamó a su celular a las 10 de la noche “porque yo le había hecho un planteo de cobro de un plus que me correspondía y me dijo con total impunidad ‘negra de mierda, metete el plus en el culo’”.

La esposa

El poder que logró construir Biagioni dentro del Tribunal no solo le permitió armar un engranaje con “empleados fieles”, admitió Costa, sino también, posicionar a su esposa en una categoría superior con un concurso cuya ganadora se sabia de antemano.

“Biagioni llamó a la fiscalía jurídica y le dijo a mi compañera que dejemos de arengar a la gente para que se presente al concurso de categoría 9, porque ese concurso ya tenía nombre y apellido. Le dijo a mi compañera que sabía dónde vivía, de dónde venía y quién era. Finalmente, la ganadora fue Alejandra Nieto, esposa de Biagioni, por encima del vocal Gasparini de quien era secretaria privada”.

Edificio

Costa no solo relató los episodios de violencia que sufrió por parte de Biagioni, sino también, su intento de aislarla de sus compañeros al llamar a su oficina como “el serpentario”.

Lo que motivó una primera presentación judicial, sin embargo, fue luego que Costa se negara a dar conformidad en un expediente de adjudicación: “Un día me dan una licitación pública de tres cuerpos para analizarla en tres horas. Yo dije que no podía hacerlo y por eso hice un dictamen potencial diciendo que habían intervenido los estamentos técnicos correspondientes, por lo que los vocales estaban en condiciones de adjudicar la licitación. Cuando lo elevé, mi jefe me dijo que no podía enviarlo así porque Biagoni quería que le dé el conforme, a lo que respondí que no lo iba a hacer porque materialmente no la podía ver. Pero cuando los vocales se reunieron en plenaria, observé que me adjudicaban una irresponsabilidad profesional en resolver ese expediente. A partir de ahí, tuve miedo de que me hagan un sumario administrativo”.

La empleada del Tribunal de Cuentas realizó primero una denuncia en el Ministerio Público de la Acusación (MPA), que fue rechazada por no tratarse del ente competente, y luego la radicó en el ministerio de Género tanto provincial como nacional, en el ministerio de Derechos Humanos y en el INADI: “En ninguno de los lugares me dieron respuesta”, sentenció.

Gremios y vivienda

La estructura centralizada de Biagioni dentro del tribunal, al que algunos apodan “el emperador”, se consolidó cuando logró la conformación de un gremio propio que maneja a su voluntad.

Históricamente, dentro del organismo convivieron los sindicatos de ATE, UPCN, APEL y el histórico APOC, que fue prácticamente desarmado al quitársele voz y voto, además de excluírselo de la participación en paritarias, lo que derivó en una denuncia contra Biagioni.

Tras un conflicto con APEL (el gremio que agrupa al Personal Legislativo de Santa Fe), Biagioni decidió conformar su propio sindicato al que denominó APECTRA. Desde su aparición la planta de empleados del Tribunal prácticamente se triplicó.

Sin embargo, lo que subyacería a la creación de APECTRA y convertirlo en un gremio numeroso, sería la intención de ir por el fondo de vivienda y así obtener dinero para la construcción de casas para sus afiliados tal como lo hacen APEL, ATE y UPCN.

Control

El Tribunal, que hoy cuenta con una nómina de unos 500 empleados, devino en un organismo bajo un poder unipersonal. De hecho, en 2020 se modificó uno de los capítulos de la ley que estipulaba a la Legislatura como un ente de contralor. Derogada, actualmente los gastos se manejan a discrecionalidad sin ningún control.

Antecedentes

El cuestionado vocal del Tribunal de Cuentas ingresó al organismo en 1974, sobrevivió a la dictadura militar y en democracia supo ganarse un lugar dentro de las gestiones del peronismo local, siendo una pieza clave en el área de Logística de la policía en las gobernaciones de Reutemann. También se mantuvo durante la primera gestión de Hermes Binner como gobernador en el flamante Ministerio de Seguridad, al que llegó de la mano de su primer jefe de cartera, Daniel Cuenca.

Con el socialismo quedó bien parado luego del acuerdo político entre el Frente Progresista y el peronismo más tradicional, encabezado por el senador Armando Traferri, de quién además fue asesor. Bonfatti envió su pliego para el Tribunal de Cuentas cuando fue gobernador y desde entonces ejerce allí.

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