Pornografía infantil y grooming: Hubo 59 casos en Santa Fe
11-01-2017 | POLICIALES | SANTA FE
Pornografía infantil y grooming: Hubo 59 casos en Santa Fe
Los hechos se detectaron desde marzo de 2015 a la fecha. La Policía de Investigaciones (PDI) realizó allanamientos y detuvo a los involucrados.
En principio hay que diferenciar lo que es pornografía infantil (art. 128 del Código Penal) y grooming (art. 131 del C.P.) Si bien los dos delitos son relacionados a cuestiones sexuales, tienen sus matices.
Por definición grooming es la acción deliberada de una persona mayor de edad que contacta, a través de la web, a menores de edad con el objetivo de tener un encuentro personal con el objetivo de concretar una relación sexual.
En cambio pornografía infantil si bien puede tratarse de imágenes, fotografías o videos con contenido sexual, el objetivo no es el encuentro personal. Esa es la diferencia principal”, precisó el comisario Mario Monzón, jefe de la Policía de Investigaciones (PDI).
Monzón reveló que la fuerza que el comanda intervino en 59 casos ocurridos en nuestra ciudad, en un lapso que va desde marzo de 2015 a la fecha.
“Nosotros aquí hemos intervenido en estos dos tipos de delitos, tanto de grooming como de pornografía infantil. La mayoría de los hechos se han iniciado por denuncias de personas mayores, ya sea de padres donde están perjudicados sus hijos menores.
“Lo que generalmente recibimos desde la Fiscalía de Cibercrimen que está en Buenos Aires son casos de pornografía infantil.
En estos casos la forma de actuar es similar. Nosotros al recibir estos reportes que vienen desde la Fiscalía del Cibercrimen, donde normalmente nos mandan una dirección IP desde donde se traficó la imagen. Lo que se hace es, a través de tareas de inteligencia, establecer el domicilio donde está instalado ese dispositivo que está traficando y lógicamente después realizar un allanamiento del lugar para secuestrar ese dispositivo (puede ser computadora, tablet, celular, etc.).
En ese dispositivo siempre quedan indicios de la conexión que se hizo. Además lo que se busca es determinar si esas imágenes se producen en ese lugar o si simplemente las tomaron y las hicieron traficar. Una cosa es alguien que consume esa imágenes y las hace circular y otra es el que las produce y las sube a la web.
Respecto a los casos de grooming, lo que hacemos es establecer quien es la persona que está tratando de contactar a un menor con el objetivo ya mencionado de tener un encuentro personal que culmine con una relación sexual.
– ¿ Cuántos casos hubo en nuestra ciudad?
– Aquí en departamento La Capital tenemos 59 casos detectados desde marzo de 2015 hasta la fecha, entre pornografía infantil y grooming. De grooming son menos los hechos. La mayoría son casos de pornografía infantil que los recibimos de la Fiscalía de Cibercrimen de Buenos Aires. Ellos nos derivan porque son hechos cometidos dentro de nuestra jurisdicción.
En estos 59 casos la mayoría terminó con personas detenidas. Porque la información que se recibe y el trabajo que se hace es muy preciso. Terminamos allanando la casa donde se traficó la imagen o donde se generó la imagen.
-¿ Por qué Fiscalía de Cibercrimen los remite acá?
– Porque a través de una asociación llamada Missing Children, ellos se encargan de monitorear las redes sociales. M. Ch. al detectar este tipo de casos cuando es en Argentina lo informa a Cibercrimen de Buenos Aires. Ellos lo que hacen es derivarlo a la provincia donde se esté cometiendo el delito. Si es en Santa Fe remiten a nosotros.
Levantar la guardia
“El primer consejo a tener en cuenta es que los padres deben ejercer un control sobre el uso de las redes sociales por parte de los menores”, continuó Monzón.
“Hay cosas que no se pueden negociar con los hijos. Por ejemplo, que un chico esté conectado a cierta hora de la madrugada, sin el control de una persona adulta, lógicamente que genera un peligro mayor.
Hay que tener en cuenta que cuando nos conectamos nunca tenemos la certeza de quién está del otro lado. Podemos creer que estamos hablando con una persona, pero en rigor no hay manera de saber quién es. Hay muchos perfiles falsos, que se hacen pasar por una persona de la edad del chico y termina siendo un mayor. No hay que aceptar jamás un contacto con personas extrañas”.
“En este sentido un chico es mucho más propenso a ser engañado y estas personas que cometen estos hechos podemos decir que están ‘especializados’ en captar la atención de los chicos y llevar una conversación de una determinada forma hasta hacerlos sentir culpables o acorralados. Generalmente el chico envía una foto y luego esa misma foto es utilizada para presionarlo para aporte otras fotos o para generar un encuentro personal”.
“Algo bueno es instalar sistemas de filtros en los dispositivos para que no tengan acceso a ciertas páginas web. Pero sobre todo el control que deben ejercer los padres sobre los menores que están a su cargo.
Un buen consejo es que la computadora esté en un lugar de libre acceso para la familia. Que el chico no tenga la computadora en su habitación donde se encierra y no hay manera de chequear su actividad.
Con un teléfono es mucho más difícil esa tarea”.
“Las secuelas son de por vida”
“Siempre hay que conversar con los hijos. Traten de brindarle confianza. Yo siempre digo que el caso tomado a tiempo es solucionable. Pero una vez que el hecho pasó ciertos límites, el daño ya se ha causado. Cuando nosotros tomamos intervención es porque los padres no lo pudieron prevenir o la situación ya los desbordó. Pero el delito ya se consumó.
Y por más que nosotros hagamos la mejor investigación, detengamos al autor y todo lo demás, el daño ya está causado. Y las secuelas al chico le van a quedar.
Tenemos que imaginarnos que si son fotos de chicos o chicas que circulan en la web, el daño ya está. Después es muy difícil bajar eso. Además cuántas personas ya vieron esas imágenes y eso es irreversible. Las secuelas son para toda la vida.
Por eso los padres ante la duda tienen que hablar con los hijos y ante la menor sospecha radicar la denuncia”, cerró.
Fuente: SM – El Litoral