Puentes del Alma cumple 30 años de incansable labor solidaria

“En mi escuela los chicos se están muriendo de hambre y frío”, fue la frase que movilizó la solidaridad. 

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En mi escuela los chicos se están muriendo de hambre y frío”, fue la frase que movilizó la solidaridad.

Hace treinta años, en un congreso de maestros rurales realizado en La Pampa, la directora de una escuela de frontera contó que la realidad que vivía a diario era muy diferente a la que exponían en la zona centro del país. “En mi escuela los chicos se están muriendo de hambre y frío”, relató Noemí Videla de Zambrano sobre lo que veía a diario en Salta, en medio de la montaña. El relato conmovió a Rita Nou, directora de la escuelita de Runciman, que preguntó cómo podía ayudar: “Vení y velo vos misma, fue la respuesta que recibió.

Unos días después, el 9 de julio de 1994, Rita partió con la maestra Miriam Cellino y sus respectivas familias. Llevaron ropa y alimentos, surgió un proyecto que iba a durar tres meses, pero hoy está cumpliendo tres décadas, porque ese fue el germen de Puentes del Alma.

En los primeros años el acopio de donaciones se hacía en la Escuela de Runciman, hasta que una disposición ministerial se los prohibió. Eso, que era un servicio educativo solidario de escuelas de frontera, pasó a llamarse Puentes del Alma en 1998, por iniciativa de una chica de Firmat, inspirada en el Pont de l’Alma de París, donde la princesa Diana había fallecido en un accidente pocos meses antes.

Patricia Lugaro, que desde hace varios años es la principal referente de esta organización solidaria, ya estaba involucrada cuando tuvieron que sacar todo lo que había en Runciman y no dudó: abrió las puertas y llevó todo al patio de su casa. “Fue difícil porque tenía 11 tanques de agua, chapas y un montón de cosas más, lo cual fue complicado para toda la familia, pero aguantaron hasta que se cargaron los seis camiones que viajaron en esa oportunidad”, recuerda ahora en diálogo con Venado24.

Todo esto empezó en Santa Victoria Oeste, en la provincia de Salta, casi en una triple frontera con Bolivia y Paraguay, a más de 4 mil metros de altura. Los camiones salen cargados desde Venado Tuerto y llegan hasta La Quiaca, donde se traspasa la mercadería a otros vehículos de menor porte para subir un camino serpenteado que demanda siete horas para transitar 120 kilómetros.

Compromiso solidario

Patricia Lugaro, presidenta de Puentes del Alma, viajó por primera vez en 2004 y lo hizo junto a toda su famila, con su esposo Martín y sus hijos de 11 y 4 años, con trayectos de seis o siete horas de caminata entre las escuelas por senderos de montaña. Entonces se encontraban con decenas de chicos en cada lugar, pero esa situación fue variando en los rodeos, que se les llama a estos pequeños poblados: En la actualidad hay cada vez menos gente viviendo, porque las nuevas generaciones ya están escolarizadas, tienen otras inquietudes y dejan la montaña en busca de mejores oportunidades. La mayoría se emplean como trabajadores golondrina en las cosechas en Mendoza, Tucumán y en el sur esquilando ovejas. Esos campos en la montaña van quedando cada vez con menos gente, hay escuelas que hoy tienen 6 alumnos pero en su momento eran 80, por eso construimos albergues para que no tengan que caminar tanta distancia”.

Constructores de educación

Además de ese albergue, en Santa Victoria Oeste levantaron una primera escuela para que Puentes “deje de asistir y se convierta en constructores de educación, la idea fue que esos chiquitos que caminaban largas distancias tuvieran la escuela más cercana al lugar donde viven”. En las otras escuelitas se hicieron trabajos de reacondicionamiento porque eran ranchos: instalaron chapas, pisos, puertas y mobiliario. Y por supuesto en cada viaje siempre se llevan ropa, útiles y alimentos.

Se montaron las instalaciones eléctricas para que tengan luz con un grupo electrógeno, se colocó machimbre para que las chapas no transpiren cuando duermen los chiquitos. En definitiva, se transformó la calidad de vida de muchas familias, dentro de las posibilidades y la mirada esquiva del propio gobierno provincial.

El llamado de Chaco

En uno de los viajes regresando de Salta, en 2006, escucharon la noticia de que había chicos falleciendo por desnutrición infantil en El Espinillo, Chaco. Conmovidos, al llegar a Venado Tuerto se pusieron en contacto con un sacerdote que estaba prestando servicios en Miraflores y cuando le preguntaron cuál era la situación, les dijo lo mismo que aquella maestra de Salta: Lo tienen que ver ustedes.

Entonces un grupo de seis personas se organizó para juntar algunos elementos que donar, consiguieron un carro y lo pusieron en condiciones, fueron en una traffic y al llegar encontraron un panorama desolador. En mi vida había visto algo como lo que vi en el Chaco en esos tiempos, una situación muy extrema: sin alimentos, sin agua, sin luz y sin escuela, relata.

Patricia nunca se va a olvidar del primer contacto con un cacique de la comunidad, que les agradeció la visita pero les dijo que ‘acá nadie vuelve’. “No podía sostenerte la vista, le pedí que me mirara a los ojos y le di mi compromiso de que íbamos a volver a hacer algo por ellos”, cuenta. Y así fue: empezaron una campaña para juntar materiales de construcción, ellos se comprometieron a hacer ladrillos y en diez años se pudo hacer la escuela, que se inauguró en 2018 luego de diez años de intenso trabajo.

Después llegarían las gestiones ante el Ministerio de Educación para que haya maestra, que además debía ser bilingüe porque la mayoría de los chicos no hablaban español. Hoy esa maestra es una niña que se educó en esa misma escuela y está completando su educación terciaria.

Un largo recorrido

En la actualidad el principal objetivo de cada viaje es garantizar “que todo siga funcionando, que los chicos tengan útiles y alimentos todos los días”, aunque Lugaro entiende que no siempre será así: No sé hasta cuándo va a seguir Puentes del Alma, espero que en algún momento se pueda terminar, se cierre un ciclo porque todo funciona y las cosas llegan a las escuelas”. Por ahora eso no ocurre, de hecho están organizando un nuevo viaje a Chaco: salen este jueves y regresan el domingo con un camión con donaciones.

Como en años anteriores, ese camión viaja con los costos cubiertos por la empresa MSU, pero sí se paga el que viaja a Salta que es muy costoso. El año pasado fueron 800 mil pesos, y ahora con el aumento del combustible, será mucho más. El viaje se hará en septiembre, son 12 días y los integrantes de Puentes se pagan de su propio bolsillo su propio traslado.

La institución fue creciendo con los años, en la actualidad llegan donaciones desde Marcos Juárez, Buenos Aires, Rosario, San Nicolás, Chañar Ladeado, todos lugares que tienen referentes de Puentes que se encargan de reunir y hacer llegar la mercadería, con empresas de transporte que no les cobran.

A lo largo de este tiempo, solamente en Venado Tuerto pasaron más de 150 personas por la institución, y la realidad es que hoy no son muchos los que ponen su tiempo a disposición en forma frecuente. Ahí anda Hugo con sus 80 años cosiendo las bolsas y ordenando todo, además de viajar; Isabel que clasifica la ropa todos los días y atiende la feria, y la propia Patricia que coordina el armado de los juguetes, los útiles y el calzado.

Vínculos

La idea de un grupo de gente que llega desde otra provincia a cumplir el rol que abandona el Estado, no siempre es bien recibida por los gobiernos de turno. “Tenemos muy buena relación con el intendente de Santa Victoria porque pone a disposición los vehículos para trasladar lo que llevamos, pero no tienen recursos, no les llega nada de la provincia de Salta”, describe la presidenta de Puentes.

En Chaco nunca conocieron al intendente del lugar al que concurren desde hace años, solamente se acercaron para la inauguración de la escuela y la propia Lugaro les pidió que se retiren porque era una falta de respeto que fueran a buscar la foto. También tuvieron un altercado público cuando Puentes del Alma estuvo representado en el programa Bailando por un Sueño para terminar la escuela de Chaco, logrando que el gobernador Domingo Peppo se acordara de esas comunidades y enviara a su mujer con útiles y agua, necesidades ya estaban por gestión de Puentes. También llegaron a ser declarados personas no gratas en la provincia de Santiago del Estero por intervenir en las escuelas.

Lo que nos queda es conocer a la gente, ya somos de la familia”, dice Patricia que tiene una ahijada de 9 años a la que conoce desde su nacimiento, porque tuvo que asistir de urgencia en el parto; y un ahijado al que acompañó en su promoción como gendarme, entre otros.

Desde diciembre, Puentes del Alma funciona en Juan B. Alberdi 222 (interno), porque les subió mucho el alquiler del local anterior. Allí se reciben, clasifican y guardan todas las donaciones y se arman los bolsones para los viajes. Están de lunes a viernes de 14 a 17, y cualquiera tiene las puertas abiertas para acercar útiles, ropa, alimentos o a colaborar. Los lunes y los jueves funciona una feria, de cuyas ganancias salen los recursos para sostener el espacio físico y costear gastos operativos de los viajes. Como hace treinta años, el entusiasmo por ayudar a los que menos tienen sigue vigente.

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