Se entregó uno de los sospechosos del crimen de Ivana Garcilazo
Ariel Cabrera, uno de los sospechosos buscados en relación al asesinato de Ivana Garcilazo a la salida del clásico entre Central y Newell’s el 30 de septiembre, se entregó este jueves en la sede de la Agencia de Investigación Criminal (AIC).
Cabrera había sido identificado en una filmación como uno de los individuos que arrojaban piedras a los hinchas de Central que pasaban por Ovidios Lagos y Pellegrini. Cabrera, de 42 años, es profesor de Educación Física y había trabajado como entrenador en el club Social Lux, así como en la escuela de fútbol de Newell's.
El sospechoso estuvo prófugo después de que se allanara su domicilio en Ibarlucea y otra vivienda relacionada con él. El fiscal Gastón Ávila, encargado de la investigación del homicidio, difundió la foto de Cabrera junto con la de otro sospechoso, Damián Reifenstuel, quien aún estaba siendo buscado.
Cabrera se entregó en la AIC acompañado de su abogado y quedó detenido. Se espera que en los próximos días sea sometido a una audiencia imputativa.
Las primeras horas después del crimen, Cabrera siguió con su rutina y llegó a asistir al velorio de un jugador de Social Lux que había fallecido por una neumonía bilateral la semana anterior. Posteriormente, cambió su aspecto físico, cortándose el cabello que había llevado durante unos cinco años. Pero cambió radicalmente su actividad después de que el Ministerio Público de la Acusación difundió un video en el que se le ve corriendo en la zona del ataque a la simpatizante de Rosario Central asesinada.
Por su parte, Damián Reifenstuel, también de 42 años y con domicilio en Pérez, que se desempeñaba como profesor de química en dos establecimientos educativos, no volvió a aparecer en su lugar de trabajo desde el crimen. Primero pidió licencia médica y después renunció por "motivos personales", según lo que reveló el fiscal Ávila. Este individuo aún estaba siendo buscado en ese momento.
La entrada Se entregó uno de los sospechosos del crimen de Ivana Garcilazo se publicó primero en Sin Mordaza.
