Son trasladados desde Nueva York a Rosario los cinco argentinos asesinados en el ataque terrorista
La garúa cae sobre las calles de Manhattan. Y aún se ven a los corredores argentinos que participaron de la Maratón New York exhibiendo sus cintas negras en homenaje a Diego Mendoza, Diego Enrique Angelini, Alejandro Damián Pagnucco, Ariel Erlij y Hernán Ferruchi, los cinco amigos de Rosario que fueron asesinados en un ataque terrorista. Esas cinco víctimas del fundamentalismo de ISIS, que llegaron acá para ratificar una amistad de treinta años, partirán rumbo a Buenos Aires en el vuelo 1301 de Aerolíneas Argentinas que despegará del aeropuerto John Fitzgerald Kennedy.
A bordo de ese vuelo van sus familiares y Ariel Benvenuto, Juan Pablo Trevisán, Ivan Brajkovic y Guillermo Blanchini, los cuatro amigos que sobrevivieron al zarpazo terrorista de Sayfullo Saipov. En el hospital Prebisterian de Manhattan está internado Martín Ludovico Marro, que aún lucha contra sus heridas y sus recuerdos de un hecho que permanecerá para siempre en la memoria de todos los argentinos.
Los cinco ataúdes llegarán en la madrugada a Ezeiza y desde allí partirá un cortejo fúnebre hasta Rosario, la ciudad natal de Diego Mendoza, Diego Enrique Angelini, Alejandro Damián Pagnucco, Ariel Erlij y Hernán Ferruchi. Se aguarda una larga caravana que acompañe al cortejo y rinda homenaje a los compañeros de estudio del Instituto Politécnico.
Mientras tanto, Mauricio Macri y su comitiva también tiene previsto realizar una sencilla ceremonia adonde los rosarinos fueron emboscados por el lobo solitario que seguía los dictados de ISIS. El Presidente arribará a esta ciudad hoy cerca de las ocho, y sin perdida de tiempo se trasladará a la senda ciclística que se transformó en un escenario de un crimen terrorista. Allí ya hay un memorial –una bicicleta blanca protegida por velas, flores y objetos que recuerdan a la Argentina–, que fue levantado espontáneamente por los corredores que aprovechan ese remozado barrio de Manhattan.
Macri y el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, que integra la delegación oficial, también decidieron ir juntos al Hospital Prebisterian adonde aún guarda reposo Martín Marro, uno de los sobrevivientes del acto terrorista. Marro vive en Boston y aún no sabe cuando tendrá el alta para volver a su vida y a su familia.
Llueve en Manhattan, y la muerte de los cinco rosarinos continúa impactando en esta ciudad que aún recuerda el ataque a las Torres Gemelas. No hay un solo taxista, empleado de hotel o mozo de restaurante que no muestre sus respetos por los cinco rosarinos que fueron asesinados. Rescatan la amistad y la historia común de treinta años, que el asesino Saipov enterró una tarde de otoño en New York.
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