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Todo lo que hay que saber sobre la diabetes

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(Getty)

La diabetes es una enfermedad donde el cuerpo no logra reducir los valores de "azúcar" (glucosa) en sangre. Ya sea por ausencia de una hormona, la insulina, (diabetes tipo I) o bien por defectos en el funcionamiento de la misma (diabetes tipo II). De las dos, la más frecuente con más del 90% de los casos es la diabetes tipo II.

La problemática es considerada una epidemia a nivel mundial, con más de 350 millones de casos, y se estima que superaría los 500 millones para el año 2030, con consecuencias negativas para la salud pública y la economía. Peor aún, se calcula que la mitad de los pacientes no tienen diagnosticada la enfermedad.

¿Qué síntomas nos deberían hacer pensar en diabetes?

Lamentable los síntomas suelen aparecer una vez establecida la enfermedad, pudiendo cursar muchos años en forma inadvertida. Es por esto que es muy importante prevenirla o bien detectarla en etapas tempranas antes de que se desencadene el problema.

Existen ciertos síntomas que deben hacer sospechar en la presencia de la enfermedad, principalmente en los pacientes con diabetes tipo I:
orinar más de lo habitual. Hay que tomar con precaución este síntoma aislado, ya que muchas mujeres frente a una infección urina pueden presentar algo similar, pero el aumento es en frecuencia y no en cantidad de orina, y suele asociarse a otros síntomas, como aumento muy marcado de la sensación de sed.

No debemos alarmarnos si un día de calor o bien luego de hacer actividad física tenemos sed. El aumento de la sed como síntoma de diabetes es muy marcado y se acompaña de los otros síntomas que mencionamos como puede ser el aumento de la ingesta de comida, sin aumento del peso.

Incluso, muchos pacientes presentan descenso de peso, a pesar de ingerir gran cantidad de comida.

Sensación de cansancio durante todo el dia sin una causa aparente. Una vez más, se recalca la importancia de tener en cuenta este síntoma en contexto de otros, ya que el sentirse cansado en forma aislada puede estar presente sin una enfermedad de base.

Sin combinamos los síntomas anteriores con este se debería realizar una consulta a un médico a la brevedad, ya que se puede estar en presencia de una complicación grave por la diabetes.

Tener presente estas señales permite hacer un diagnóstico a tiempo y un tratamiento oportuno, pudiendo prevenir complicaciones de etapas más avanzadas de esta enfermedad.

A diferencia de la diabetes tipo I, donde no hay insulina, en la diabetes tipo II el mal funcionamiento de la insulina está relacionado con factores de riesgo, principalmente con el sobrepeso y la obesidad, siendo silente durante muchos años.

¿Cómo podemos prevenir la diabetes?

La diabetes tipo II se puede prevenir controlando todos los factores de riesgo desde etapas tempranas como es la adolescencia, con la elección de una alimentación saludable y de actividad física regular, siendo los dos pilares fundamentales en la prevención.
Si se tiene en cuenta que la obesidad es un factor de riesgo para la diabetes y que al mismo tiempo es un problema en ascenso exponencial a nivel mundial, el control y descenso de peso traerá consecuencias positivas en la cantidad de casos de diabetes.

Los diabéticos deben aprender a identificar los alimentos que más suben el azúcar en sangre, para así poder disminuir la frecuencia y poder distribuirlos en forma adecuada en el transcurso del dia.

Se debe eliminar el consumo de azúcar y todo producto que lo contenga como ingrediente, ejemplo las gaseosas. La miel y la fructosa no son sustitutos del azúcar, solo que tienen un efecto más lento.

Se debe tener control y evitar el consumo excesivo de ciertos alimentos, como los de la regla de las 3 "p": pan (harinas), papa y pastas.
Las pastas deben ser consumidas al dente. La papa es mejor si se consume con la cáscara o hervida y enfriada, antes que comerla como puré.
Legumbres, como lentejas y porotos, o bien frutos secos, como nueces, maní, almendras, deben ser parte de la alimentación.

Hay que ser cautelosos con los jugos, ya que el azúcar de la fruta llega a la sangre con más rapidez.

El control de la presión arterial, del colesterol y el cese del uso de cigarrillos son estrategias que ayudarán a evitar problemas cardiovasculares asociados a la diabetes.

¿Cómo se hace el diagnóstico?

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Como la forma más frecuente es la diabetes tipo II y esta no se presenta con síntomas durante muchos años, se deben hacer controles rutinarios con análisis de sangre para detectarla en etapas tempranas.
Si bien hay varios criterios para hacer el diagnóstico con un análisis de sangre, el más utilizado es evaluar la glucemia ("azúcar en sangre") en ayunas, siendo el valor normal menor a 110 mg/dL.

Se considera diabetes cuando se obtienen dos valores mayores a 126 mg/dL. En caso de estar alterado, hay que asegurarse de haberse extraído la muestra de sangre estando en ayunas.

Valores intermedios, entre 110 y 126, se consideran anormales, y es donde hay que tomar las mismas medidas de alimentación, actividad física y descenso de peso para evitar que progrese el problema hacia la diabetes.

¿Qué consecuencias puede generar la diabetes?

(IStock)

De no ser controlada en forma adecuada, la exposición prolongada a valores elevados de azúcar en sangre generan daños tanto en la grandes arterias (aumentando el riesgo de padecer ataques cardíacos, ACV o problemas en las arterias de las piernas) como en las pequeñas arterias (generando ceguera por alteraciones en la retina, problemas en el riñón o bien en los nervios del cuerpo), pudiendo presentar distintos grados de obstrucciones hasta llegar a taparse.

¿Cómo se puede tratar la diabetes?

(Getty)

Por un lado es importante controlar lo valores de azúcar en sangre. Esto se logra principalmente con dieta, actividad física y medicamentos (ya sea con pastillas o bien con inyección de insulina).
Al mismo tiempo, y por el alto riesgo de tener problemas cardiovasculares, hay que controlar en forma intensa el resto de los factores de riesgo presentes, ya sea la presiones elevada, el colesterol, el peso y el tabaquismo.

El tipo de medicación a elegir y la combinación de estas debe ser individualizado en cada caso por su médico de cabecera, haciendo hincapié en un seguimiento estricto con controles periódicos.

Por DR. NICOLÁS GONZÁLEZ

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